Examen continuo. Sí, es la vida un continúo examen.
Como siempre algunos no se enteran.

El examen final, ya lo dijo San Juan de la Cruz, es un examen de #Amor.

Los exámenes parciales son diarios. Te examinas todos los días del Amor.

Esta realidad que a ojos de millones de personas es una absoluta estupidez. Lo que es lo mismo, una torpeza de quienes no nos enteramos de que va la vida. Esta realidad, decía, supone una diferencia tan exagerada entre quienes pasan o suspenden el examen y quienes lo aprueban que llevamos siglos poniendo las matrículas de honor y sobresalientes a personas a las que admiramos por sus virtudes y denominamos Santos.

La más brillante y el mejor examen lo hizo una sóla persona, María, hija de Ana y Joaquín, natural de Nazaret, descendiente del Rey David.

Por eso fue elegida para un
MASTER sobre el Amor que consistía en ser «Sierva del Amor» o lo que es lo mismo, dejarte de derechos y libertades personales y afrontar la vida desde la renuncia a lo mundano y el SÍ QUIERO AL AMOR DIVINO.

Aquí ya obtuvo el Premio Nobel de la época y desde entonces subió a los altares como THEOTOKOS, aunque tuvo que pasar un duro examen en Éfeso en el año 431 dónde se le reconoció oficialmente:»Madre de Dios».

Y al morir el AMOR la reclamó tal y como la conoció, en carne y hueso, para que no tuviera que pasar por el trance de la muerte. Ese es el premio gordo, y sólo había uno, y ya lo obtuvo Ella. Por tanto, el resto, a morir, que sólo son tres días y a pasar el examen final, que se llama JUICIO FINAL.

Y es lo que celebramos hoy. Su Ascensión.

¿Qué tal tus exámenes? Dile a ella que te eche una mano, nunca dice que no, para eso es Sede Sapientiae.